Fotografía: Adrià Goula

El nuevo Hospital Universitario Sant Joan de Reus es un ejemplo de diseño sostenible que engloba una triple sostenibilidad: ambiental (bajo consumo de energía, poco impacto material), económica (bajo coste de construcción y mantenimiento) y social (espacios confortables y atractivos, flexibilidad de usos, integración urbana). Para ello se coordinaron parámetros arquitectónicos sostenibles con tecnologías de cálculo y constructivas contemporáneas. No se renunció a ninguno de estos parámetros, de modo que se consiguieron los máximos rendimientos con los mínimos costes económicos, energéticos y ambientales.

El edificio es un dinamizador del crecimiento urbano de un nuevo barrio de Reus, tanto a nivel de sus recorridos interiores de carácter urbano como con sus fachadas. Ellas responden a dos situaciones urbanas diferentes: a norte sus volúmenes marcan un acceso principal a la ciudad,  y a sur una fachada inclinada se convierte en telón de fondo de una nueva avenida urbana.

El edificio se implanta en una gran pastilla horizontal con dos sótanos y una planta baja, sobre la cual se sitúa un peine de 6 barras de internación de dos plantas cada una. Las circulaciones técnicas y públicas están bien ordenadas en dos ejes respectivos, con un buen aprovechamiento de las superficies útiles y la necesaria discriminación de recorridos.

Se optó por sistemas de construcción en seco, que redujeron los plazos (3 años para proyectar y construir 100.000m2), redujeron costes de construcción (1350€/m2) y los costes de mantenimiento. Estos sistemas constructivos también aumentaron las calidades y la seguridad en la obra. Se incorporaron todo tipo de parámetros ambientalmente sostenibles, como vegetación en cubiertas, la luz natural en todas las plantas, grandes distancias entre pilares que dan flexibilidad futura, fachadas ventiladas y bien aisladas, recogida de agua para el riego, sistemas eficientes de producción de energía, placas solares fotovoltáicas

Un elemento destacado es la ‘Rambla’, el eje interior de 250m2 de circulación pública en todas las plantas, donde se consiguió el confort para su uso sin la necesidad de ninguna máquina de clima, ni de calor ni de frío, segregando este espacio térmicamente del resto del hospital. Esto se consiguió exclusivamente con estrategias arquitectónicas, y desde 2018 funciona correctamente, sin ninguna máquina y con el confort adecuado para su uso, con todo lo que ello representa a nivel de reducción de costes de energía.