Reflexiones sobre el Edificio Gonsi Sócrates en Viladecans

Últimamente hemos hablado de cómo nuestros edificios y en concreto, nuestra obra del Edificio Sócrates, se pueden inscribir en lógicas de Economía Circular, estrategia que tiene por objetivo reducir tanto el consumo de materiales y energía, como la producción de desechos, cerrando los ciclos o flujos económicos y ecológicos de los recursos.

Hemos explicado anteriormente como a través de la industrialización y un control exhaustivo de la construcción hemos podido evaluar y reducir el impacto ambiental durante la construcción y entender el edificio resultante como un banco de materiales cuyo valor puede activarse gracias a la reutilización de sus sistemas constructivos en otros edificios o al reciclaje de sus materiales.

En esta ocasión me gustaría incidir en cómo el proyecto, a través de su concepción tipológica en combinación con determinados sistemas constructivos, recoge una larga lista de medidas para aumentar su adaptabilidad a los cambios y consecuentemente  evitar su obsolescencia. Alargar su vida útil y de este modo conseguir reducir drásticamente el impacto que supuso su construcción.

Fotografía: PICHarchitects_Pich-Aguilera

En el momento del encargo del proyecto, el cliente, con una rica experiencia en la gestión de edificios de oficinas e industriales, nos transmitió un listado de requisitos dimensionales y funcionales que debía cumplir el edificio.  Pero sobretodo, nos remarcó un requerimiento muy abstracto a la vez que ambicioso y estimulante: que la arquitectura no fuera limitante.

Dicho en otras palabras, nos estaban pidiendo diseñar un edificio resiliente, es decir, capaz de responder con naturalidad y eficiencia a futuras necesidades surgidas no sólo de un conocido cambio climático, sino también de una realidad siempre cambiante en lo económico, social, tecnológico y cultural. Un equipamiento que pudiera además acompañar a las empresas que se implanten en su evolución y crecimiento a lo largo del tiempo.

Fotografía: PICHarchitects_Pich-Aguilera

El Edificio Sócrates se ha concebido como una infraestructura para las actividades productivas propias de la Industria 4.0. Más que como un edificio totalmente acabado, como un edificio perfectible. Con una dotación básica de servicios al inicio, pero también y más importante, con  la previsión de todos aquellos aspectos que permitirán aumentar sus prestaciones. Esta previsión se materializa en los siguientes puntos:

Más que una estructura, una infraestructura

Tras analizar diferentes opciones concluimos que una matriz estructural de 10x10m a base de pilares, jácenas y losas alveolares de hormigón industrializado, era la solución más indicada por resolver a un bajo coste la necesidad de disponer de un módulos espaciales diáfanos de generosas dimensiones (100m2), con un dimensionado capaz de soportar sobrecargas de uso de 1000kg/m2, así permitir la instalación de maquinaria y el tránsito de transpalets.

Las alturas libres, de 4,75m en las dos plantas inferiores y 3,55m en las dos superiores, garantizaban que pudieran albergar la gran variedad de actividades previstas.

La calidad de fabricación de los elementos industrializados de hormigón nos hace prever una vida útil de la estructura de más de xx años.

Espacios rentables adaptables

Una premisa del proyecto era que los espacios rentables pudieran ser alquilados a inquilinos de diversa índole, tanto por el tamaño como por el tipo de actividad que desempeñasen.

Para garantizar la divisibilidad de los espacios de cada nivel se prestó especial atención a los accesos, a la calidad ambiental (luz, vistas y ventilación natural) y a la dotación de servicios.

El espacio rentable de cada nivel dispone de múltiples accesos a través de terrazas, plataformas y pasarelas exteriores. De este modo es posible subdividir los espacios hasta módulos de 100-200m2.

La disposición y profundidad de los locales en cada nivel se ha decidido para que se den unas condiciones homogéneas de iluminación y ventilación naturales, así como el disfrute de vistas hacia el paisaje del entorno.

Por otra parte, en el perímetro exterior se ha previsto una fachada servidora que alimenta a cada módulo perimetral con los servicios básicos de agua, electricidad, calor-frío y extracción de aire, así como la previsión de espacios adicionales para otras instalaciones como líneas de datos y trazados para maquinaria de laboratorios, refrigeración…

Por último el edificio presenta una cierta variedad tipológica en los locales que permite optimizar ciertas dotaciones específicas de los mismos. Partiendo de una concepción de espacios versátiles, pensados para un uso híbrido de oficina-industria limpia, en los dos niveles inferiores se priorizan los usos de industria, almacén y comercio, con locales más grandes y acceso rodado desde plataformas de carga y descarga; mientras en los dos niveles superiores los locales están más enfocados a usos de pequeño taller y oficinas, con menor dimensión y vinculación a terrazas ajardinadas.

El objetivo es que el inquilino pueda disponer en un mismo edificio de todos aquellos espacios con sus respectivas dotaciones para el desempeño de su actividad: oficinas, talleres, laboratorios, almacenes, showrooms…

Fotografía: PICHarchitects_Pich-Aguilera

Espacios con alto potencial de transformación

La polivalencia de los espacios exteriores de acceso y aparcamiento, aumentan el abanico de usos posibles que el edificio podrá albergar, sin un sobrecoste ni la necesidad de acometer obras.

Las plataformas de carga y descarga de materiales pueden convertirse en terrazas de explotación de posibles negocios de restauración o de servicios como un gimnasio o una guardería. Las terrazas de acceso y la cubierta superior pueden acoger actividades propias de un campus de oficinas, como un coffee-corner, un auditorio exterior y espacios de reunión informales.

Fotografía: PICHarchitects_Pich-Aguilera

Finalmente el aparcamiento se ha concebido como un espacio semiexterior polivalente y reversible, naturalmente ventilado y en contacto con los espacios verdes del interior de manzana. Podrá compatibilizar su función de aparcamiento con la de lugar de encuentro en  los fines de semana, para la celebración de pequeñas ferias y mercados, conectando las energías del nuevo distrito productivo de Viladecans con la tradición agrícola y el patrimonio ambiental del delta del Llobregat. En un futuro en el que la movilidad no se base en los automóviles, podría revertirse su uso, para albergar nuevos espacios productivos o comerciales.

Fotografía: PICHarchitects_Pich-Aguilera

Racionalidad y economía constructiva

Una construcción basada en el ensamblaje de sistemas industrializados, aparte de las ventajas que suponen tanto en la construcción como en la deconstrucción del edificio, también aporta valor durante la vida útil del mismo.

Por una parte, los componentes prefabricados disponen de una calidad y durabilidad que permite prescindir de acabados adicionales. De este modo se produce un ahorro en el mantenimiento del inmueble.

Además, la utilización de diferentes sistemas constructivos, independientes y bien caracterizados desde su puesta en obra, facilita la sustitución de aquellos elementos que puedan quedar obsoletos, acotan en gran medida las obras a realizar y hacen posible la reutilización o reciclaje fuera del edificio para cerrar sus respectivos ciclos económicos y ecológicos.

Estas son las principales estrategias aplicadas en el Edificio Sócrates para alargar su vida útil como ecosistema productivo, siempre adaptable a nuevas necesidades de la propiedad que lo explotará, de sus inquilinos y de factores externos todavía por conocer.

Si tenemos en cuenta que durante la fase de uso es donde se concentra el mayor impacto total del edificio (80% en lo económico y un 60% en lo ambiental) vale la pena  seguir ahondando en como a través del proyecto podremos incidir en una reducción de esos impactos. En una próxima publicación explicaremos cuales son las estrategias que nos han permitido aumentar las prestaciones de salud y confort, a la vez que reducimos los costes de explotación.

Jordi Camps