Recién vuelvo del congreso Rebuild, una cita ya consolidada como encuentro del sector de la edificación en nuestro país. El evento ha sabido aunar provechosamente Simposio y Feria expositiva, Teoría y Práctica, Idea y Empresa. Todo ha girado en torno a ciertos vectores temáticos, que vertebran y dan rigor al conjunto, para que no se convierta en un cajón de sastre (que es la tendencia natural de ese tipo de eventos). Planeaba cierto compromiso ambiental, que va calando en el sector, al amparo de las directrices de la UE (y sus codiciados estímulos NextGeneration).
Por otro lado, he podido comprobar la organización impecable del evento, como asistente y como ponente en alguna sesión a la que fui requerido. Por lo general, percibí gran interés por los temas y ponentes, con buena afluencia de público llenando las salas y participando muy activamente. En la feria envolvente, normalmente las empresas expositoras entendieron bien que ese era un escaparate para la innovación y fue el tono dominante. Bien puede decirse pues, que todo funcionó como un reloj, ¡Bravo!
Llegados a este punto, vale la pena que la organización siga pensando en la evolución futura de este modelo de éxito. La complacencia sería ahora la peor actitud, pues la experiencia demuestra que el empuje de este tipo de eventos se convierte en su peor enemigo, cuando pierden el Norte.
Felipe Pich-Aguilera arquitecto.