Movilizaciones multitudinarias que reclaman una mayor atención a la crisis climática y evidencias sobre como esta afecta a nuestra vida cotidiana, constatan una creciente conciencia en la urgencia del problema. La sostenibilidad más que como valor de moda se está comenzando a imponer como requisito indispensable en nuestra manera de habitar.

A los arquitectos esta cuestión nos atañe especialmente, más aún cuando asumimos la responsabilidad de proyectar y dirigir la construcción de equipamientos, donde implícitamente establecemos las condiciones de salud y confort en las que desarrollaremos gran parte de nuestras vidas. Todo esto haciendo uso de unos recursos económicos no sólo para su construcción sino para el uso y mantenimiento de dichos equipamientos.

Todo ello nos lleva a reafirmarnos en que es ya imprescindible incluir la excelencia medioambiental en los procesos de selección de los proyectos que se van a construir,  y por otra, actualizar el parque construido para que ofrezca unas condiciones de salud y confort adecuadas  con un bajo coste de energía y mantenimiento a través de estrategias bioclimáticas pasivas.

Compartimos un interesante artículo en El País recientemente publicado sobre escuelas públicas que están pasando por dificultades, debido a que sus edificios son incapaces de proporcionar unas mínimas condiciones ambientales a los alumnos y profesores que los utilizan.